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jueves, 15 de noviembre de 2012

RESPIRACIÓN BUCAL (Parte I): ETIOLOGÍA Y SINTOMATOLOGÍA

INTRODUCCIÓN:

La relación de la respiración bucal con las deformidades de la arcada dentaria y del paladar duro, el estrechamiento facial y el hipodesarrollo mandibular ya fue descrita en el siglo pasado1.

Respiración bucal es la respiración que el individuo efectúa a través de la boca, en lugar de hacerlo por la nariz, no obstante que la respiración bucal exclusiva es sumamente rara2.

La respiración nasal es imprescindible para un buen desarrollo de las funciones orofaciales y, por consiguiente, un crecimiento esquelético armonioso1.

La respiración por vía oral es una alteración de la función de respiración o disfunción respiratoria que afecta sin distinción a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos.

Las dificultades respiratorias pueden producirse a nivel nasal, de la nasofaringe, bucofaringe o de todo el tracto respiratorio superior, pero en todos los casos se rompe el equilibrio funcional y el sujeto se convierte en respirador bucal3.

Sabemos que el trayecto fisiológico del acto respiratorio es el siguiente: fosas nasales, faringe, laringe, tráquea, bronquios y pulmones.

La respiración nasal filtra, purifica, entibia y humidifica el aire inspirado. El cambio de modo respiratorio, sea bucal o mixto, altera estas funciones. El aire que entra directamente por la boca ya no recibe este tratamiento de limpieza, calentamiento y humidificación antes de pasar a las vías aéreas inferiores. Por lo tanto, el riesgo de infección es mayor1.

Cuando la vía de entrada no es la cavidad nasal hablaremos de disfunción. Esta disfunción puede impedir que otras funciones que se producen en la boca se puedan ejecutar con normalidad, como es el caso de la deglución4.

La respiración oral está vinculada a la deglución atípica, las maloclusiones, las alteraciones de articulación y voz, siendo uno de los principales factores causales de desequilibrio orofacial durante la infancia.

Ante una dificultad respiratoria nasal sea parcial o total, se altera el proceso fisiológico y se establece de forma temporal o permanente la respiración por boca.

La respiración bucal provoca la inhalación de un aire frío, seco y no liberado de gérmenes, muy agresivo para las vías aéreas inferiores, pudiéndose provocar procesos infecciosos3.

En el respirador oral o bucal están alteradas la forma de respirar (de nasal a oral), el tipo respiratorio que puede ser torácico o clavicular y la capacidad vital generalmente se encuentra reducida.

Podríamos decir entonces que la disfunción respiratoria es el inicio de una serie de disfunciones y alteraciones que trascienden incluso al Sistema Estomatognático* (S.E.)3.

Las alteraciones respiratorias son una causa frecuente de trastornos miofuncionales1. Por este motivo, el diagnóstico y la rehabilitación dependen, por lo general, de la actuación de un equipo multidisciplinario que incluye Otorrinolaringología, Logopedia, Ortodoncia, entre otros.

*Sistema o Aparato Estomatognático: El aparato masticatorio está constituido por la dentición, los maxilares y todas las estructuras que contribuyen a la dinámica masticatoria: articulación temporomandibular, músculos de apertura y cierre, lengua, labios y mejillas. Todos estos elementos forman una unidad vital orgánico-funcional indivisible la cual se denomina Aparato Estomatognático (Canut, 2000 citado en Pastor Vera, 2008).


Fig. 17: LABIO CORTO


ETIOLOGÍA:

Investigar las causas de la respiración oral es necesario para comprender la génesis de los desequilibrios musculares, funcionales, las alteraciones de la mordida,… que presenta cada paciente.

El paciente respirador oral (niño o adulo) manifiesta severas dificultades para respirar por nariz, situación que obedece a múltiples factores como veremos a continuación.

Las causas de este modo de respiración son2: un pasaje nasofaríngeo angosto asociado a una membrana nasal inflamada, adenoides, cornetes inflamados y desviaciones del tabique nasal. Entre las causas citadas, las adenoides son las más comunes.

Actualmente se considera que las principales causas de respiración oral son las amígdalas y adenoides hipertróficas. En la práctica clínica se habla de “hipertrofia” adenoidea o amigdalar cuando se observa un agrandamiento de dichos tejidos4.

Entre las alteraciones más frecuentes de las vías aéreas superiores podemos destacar1:

Desviación del tabique nasal.

Hipertrofia de las vegetaciones adenoides.

Malformaciones de los huesos nasales.

Hipertrofia de cornetes nasales.

Bronquitis y alergias respiratorias.

Las causas de la obstrucción nasal son muy diversas1:

Atresia de las coanas.

Tumores nasales.

Hipertrofia amigdalar y adenoidea.

Fractura nasal.

Pólipo nasal.

Existen, sin embargo, otros factores locales2:

Rinitis crónica, infecciones periódicas de las vías respiratorias superiores, alergias, asma, pólipos, cuerpos extraños, desviaciones del tabique, fracturas no reducidas y ambiciosos tratamientos quirúrgicos de las fisuras palatinas, todos los cuales pueden producir distintas obstrucciones al fluir natural del aire a través de la cavidad nasal.

No obstante lo anterior, algunas personas respiran por vía bucal debido a una postura viciosa, sin que existan obstrucciones mecánicas o funcionales1.


Fig. 18: FACIES ADENOIDEAS


SINTOMATOLOGÍA:

La presencia de respiración bucal suele estar asociada a un patrón facial específico: cara larga y angosta con paladar estrecho y alto1.

A través de los años numerosos investigadores se interesaron por el paciente respirador oral. Uno de ellos fue Leech (1958) que describe las características tras el estudio de 500 pacientes en una clínica de enfermedades respiratorias1:

Posturas corporales atípicas.

Aumento de las infecciones del aparato respiratorio.

Faces adenoidea, larga y estrecha.

Estrechamiento de la arcada dentaria superior, del paladar y de las narinas, por falta de uso.

Labio superior hipotónico, corto y alto.

Encías hipertróficas.

Lengua en posición atípica, sin ejercer su función modeladora del paladar y con tonicidad alterada.

Olfato alterado y frecuente asociación de disminución del apetito y de la función gustativa.

Hiperplasia de los tejidos linfoides alrededor de la trompa de Eustaquio.

Mala oxigenación cerebral, que ocasiona dificultades de atención y concentración, con los consiguientes problemas de aprendizaje.


Estas características pueden aparecer o estar asociadas a otras, pero no tienen por qué aparecer siempre4.

La gran mayoría de los pacientes que son respiradores bucales desde la niñez poseen características físicas y faciales comunes. Actualmente añadimos otras características a las descriptas por Leech (1958)1:

Habla imprecisa, con exceso de salivación y sigmatismo anterior o lateral.

Frecuentes disfonías.

Deglución atípica y masticación ineficaz.

Mordida de clase II, overjet, mordida cruzada o abierta.

Protrusión de los incisivos superiores.

Hipodesarrollo de la mandíbula.

Babeo y ronquidos nocturnos.


Los signos clínicos de las facies del respirador oral podrían definirse, de forma general, por la cara de cansancio. Este tipo de pacientes tiene unas características faciales determinadas4:

Cara estrecha y larga.

Altura facial inferior aumentada.

Malposición dentaria con incisivos a la vista.

Bolsas palpebrales.

Mejillas flácidas.

Nariz pequeña y respingona (ausencia de función del tercio medio de la cara).

Orificios nasales pequeños, poco desarrollados y orientados hacia el frente.

Cortedad de los labios y posición entreabierta de la boca.

Labio superior corto e incompetente.

Labio inferior grueso y caído.

Borla del mentón hipertónica.


Estos signos no siempre están presentes, pero en general el niño tiene un aspecto facial de persona enferma4.


Fig. 11: RESPIRACIÓN ORAL CON INTERPOSICIÓN LINGUAL


La obstrucción nasal crónica producirá vicios posturales de la lengua que comprometerá, entre otras, la deglución, la posición en reposo de la lengua y la articulación fonética4.

Otra característica en los pacientes respiradores bucales es la flexión posterior de la cabeza, como tratando de aumentar el espacio aéreo1.


DIFERENCIAS ENTRE LA RESPIRACIÓN NASAL Y ORAL:

Cuando la vía de entrada del aire no es la cavidad nasal, además de afectar las condiciones del aire inspirado, repercutirá negativamente en las estructuras óseas y musculares adyacentes, ya que la forma de realizar la respiración nasal es muy diferente a la de la respiración oral4.

Cuando la respiración se realiza por la nariz se estimula el crecimiento de los maxilares conjuntamente con las demás funciones orofaciales1.


Características de la respiración nasal4:

Inspiración nasal. Estimula los procesos de reabsorción ósea y del crecimiento.

Labios cerrados. Se establece un equilibrio de la musculatura orofacial y masticatoria.

Lengua en posición correcta (contra el paladar). Facilita el crecimiento transversal del paladar y posibilita una adecuada deglución.

La respiración nasal es determinante para el crecimiento correcto y armónico de la cara, el equilibrio muscular, la oclusión dental y las funciones orofaciales.

Características de la respiración oral4:

Inspiración a través de la cavidad oral con adaptación postural de la lengua.

Descenso de la mandíbula e hipotonía de la musculatura masticatoria.

Hipotonía del músculo orbicular.

Dificultad para ejecutar una correcta deglución.


Además, en el paciente con respiración oral o bucal se alteran las posiciones de reposo de lengua y labios como vemos a continuación.

Posición de la lengua en reposo: En posición baja, adelantada, apoyada contra los incisivos inferiores o interpuesta entre las arcadas dentarias. Esta postura baja de la lengua facilita la entrada del aire por la boca.

Cuando la lengua, además de baja, se encuentra adelantada, ejerce presión contra los dientes anteriores. Como los labios están entreabiertos no actúan como contención1.

Posición de los labios en reposo: Incompetentes (separados), el labio inferior es fláccido y evertido, el labio superior es corto y con los incisivos a la vista.


CONCLUSIONES:

La respiración oral/bucal es una disfunción respiratoria que se presenta con elevada frecuencia y constituye una de las principales causas de desequilibrio orofacial en la población infantil.

Familias y pacientes suelen desconocer las consecuencias a veces irreversibles de la respiración oral, motivo por el cual consultan cuando la sintomatología está instalada o cuando son derivados por un especialista.

Conocer la etiología del trastorno orofacial es indispensable y permite al logopeda planificar la intervención en coordinación con el resto de profesionales del equipo de salud: Ortodoncia, Otorrinolaringología, Odontología, etc.

Numerosos autores consideran que las principales causas de obstrucción nasofaríngea son las amígdalas y adenoides (vegetaciones) hipertróficas y el origen de la respiración por boca.

La respiración oral es un hábito primario, y, por lo tanto, desencadenante de otros hábitos. Conocer este hecho es importante para determinar cuál es el factor etiológico de maloclusiones, de disfunciones, de desequilibrios musculares y, en definitiva, para planificar tratamientos en terapia miofuncional y ortodoncia4.

Recordemos que el niño que utiliza su nariz para respirar presenta una situación de equilibrio funcional, muscular y esquelético: labios juntos, una corriente de aire nasal, lengua contra el paladar en posición de reposo y durante el acto de la deglución.

Por el contrario, el respirador oral manifiesta una situación de desequilibrio entre las estructuras faciales: labios entreabiertos, músculos hipotónicos (ej: buccinador), ausencia de corriente de aire nasal, lengua baja y generalmente adelantada para facilitar la entrada del aire.

Por un lado, las alteraciones respiratorias pueden ocasionar trastornos miofuncionales graves, y por otro, es imprescindible para un buen desarrollo de las funciones orofaciales que la vía de entrada del aire sea la nariz, lo que repercutirá positivamente en un crecimiento óseo armonioso4.

El diagnóstico precoz, seguido de un tratamiento temprano y eficiente, puede frecuentemente prevenir, al menos, un factor mayor que contribuya a los efectos progresivos de la deformación dentofacial2.

El abordaje de estos trastornos orofaciales debe estar enfocado desde un punto de vista multidisciplinar para obtener resultados óptimos y duraderos en el menor tiempo posible.


Las imágenes han sido tomadas de Pastor-Vera (2008). Capítulo 1: Análisis y descripción de la respiración: diferencia entre la respiración oral y la respiración nasal. Fig. 17 Labio corto, Fig. 18 Facies adenoideas y Fig. 11 Ejemplo de paciente con hábitos combinados: respiración oral con interposición lingual. Tesis Doctoral. Citada en bibliografía.


Artículo publicado el 15 de noviembre de 2012, revisado y actualizado por la autora en octubre de 2024.


BIBLIOGRAFÍA:

  1. Zambrana Toledo González N, Dalva Lopes L. Logopedia y ortopedia maxilar en la rehabilitación orofacial. Tratamiento precoz y preventivo. Terapia miofuncional. Ed. Masson. Barcelona, España. 1ª ed. 1998.
  2. Segovia ML. Interrelaciones entre la Odontoestomatología y la Fonoaudiología. La Deglución Atípica. Ed. Médica Panamericana. Buenos Aires, Argentina. 1988.
  3. Grandi D, Donato G. Terapia Miofuncional. Diagnóstico y Tratamiento. Ed. Lebón. Barcelona, España. 2006.
  4. Pastor Vera, TV. Análisis correlacional de las secuelas estructurales y funcionales que son ocasionadas por la respiración oral y que condicionan la deglución. Tesis Doctoral. Universitat Ramon Llull, Barcelona. 2008. Accesible en: http://hdl.handle.net/10803/9263

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