INTRODUCCIÓN:
En la actualidad, la labor del logopeda en el tratamiento de los
desequilibrios musculares y disfunciones del complejo orofacial es reconocida,
valorada y solicitada por diferentes especialidades médicas que abogan por la intervención
conjunta en un marco interdisciplinario.
La Terapia Miofuncional
ofrece al profesional logopeda un campo de intervención amplísimo, que va desde
la prevención hasta la detección, intercepción y rehabilitación de las
funciones del Sistema Estomatognático (S.E.), contribuyendo a su equilibrio. Sus
alcances comprenden desde el marco de las disgnasias-maloclusiones, hasta
aquellas entidades clínicas donde el complejo muscular orofacial se vea
comprometido1.
La terapia muscular facial, realizada para
la obtención de mayor armonía y mejorar las funciones orofaciales, recibe
diversas denominaciones. Entre las nomenclaturas comúnmente utilizadas, el
término terapia miofuncional nos
parece el más adecuado, pues se refiere a la terapia muscular en combinación
con la rehabilitación funcional, que es el objeto de nuestro trabajo2.
La terapia miofuncional es el conjunto de procedimientos y técnicas para reeducar patrones musculares
inadecuados3.
La terapia miofuncional es el tipo de abordaje utilizado
y recomendado por
los especialistas y logopedas/fonoaudiólogas que nos dedicamos a la intervención
de las disfunciones orofaciales a lo
largo del ciclo vital.
En este artículo se
analizan y describen los efectos
negativos que puede generar el hábito prolongado de succión del chupete y del biberón.
El hábito de succión
del chupete influye en el desarrollo de la dentición por lo que se hace
necesario la detección precoz de las alteraciones que se presenten con el fin
de prevenir la instauración de maloclusiones dentales4.
APLICACIONES
DE LA TERAPIA MIOFUNCIONAL:
Son numerosos los trastornos orofaciales que se
benefician con la terapia miofuncional. Las
principales áreas de aplicación son
las siguientes:
Disfunciones del sistema estomatognático: Trastornos de
la succión, masticación, deglución, respiración, fonoarticulación y hábitos
orales lesivos (parafunciones).
Patologías neurológicas y
neurodegenerativas: Parálisis cerebral, enfermedad de Parkinson, de
Alzheimer, Esclerosis Múltiple, Esclerosis Lateral Amiotrófica, etc.
Secuelas de accidente
cerebrovascular y traumatismos craneofaciales: Disartria,
disfagia, etc.
Malformaciones faciales
congénitas y adquiridas: Fisura de
labio y paladar, frenillo lingual alterado, anquiloglosia (lengua atada),
disglosia, etc.
Prematuridad y neonatos: Dificultades
en la succión, trastornos neurológicos, malformaciones congénitas, etc.
Síndromes: de Down,
Pierre Robin, Apert, etc.
Cirugías: Tumores de la
cara y el cuello.
Áreas emergentes:
Envejecimiento, estética facial, etc.
A) Mordida normal a nivel anterior y posterior en un niño de 4 años sin hábitos de succión.
B) Mordida abierta
anterior en una niña con hábito de succión de chupete.
C) Mordida cruzada
posterior en el lado derecho en un niño de 3 años con hábito de succión
de chupete.
La
imagen ha sido tomada de Franco Varas V, Gorritxo Gil B. (2012). Hábito de succión del chupete y
alteraciones dentarias asociadas. Citada en bibliografía.
HÁBITO
DE SUCCIÓN DEL CHUPETE Y BIBERÓN:
El hábito prolongado de succión del chupete y del biberón,
sigue siendo hoy en día un motivo frecuente de consulta al logopeda por las repercusiones negativas a nivel oral y facial.
Los hábitos de succión
no nutritiva constituyen una actividad fisiológica durante los primeros meses
de vida del niño, pero si se mantienen pueden afectar el desarrollo de la oclusión
dentaria4.
Estos pacientes son derivados a Logopedia desde los servicios de Ortodoncia, Pediatría,
Odontopediatría, Cirugía Maxilofacial, Otorrinolaringología, etc.
El hábito de succión
del chupete comienza en edades muy tempranas y cada vez está más extendido en
países occidentales4.
En la práctica diaria es habitual oír el
comentario de las familias que ven la prolongación de estos hábitos
como un hecho natural, cuando
el menor ha superado la edad adecuada y tiene establecida la función de
masticación.
Lo que muchas familias desconocen son las consecuencias, a veces irreversibles
(solo con terapia logopédica) que ocasiona la prolongación de uso del chupete y biberón sobre las estructuras
óseas y las funciones orofaciales.
Se
intenta justificar la permanencia del hábito de succión por diversos motivos:
El
biberón es la única opción para que tome leche.
Se
tranquiliza o se va a la cama si tiene sus chupetes.
El
niño solo toma un biberón por las noches después de la cena.
El
biberón es la solución para desayunar rápido y no llegar tarde a la escuela.
Toma
biberón después de las comidas como un complemento alimentario.
Mi hijo/a
utiliza el biberón a modo de chupete.
La prevalencia del
hábito de succión del chupete varía ampliamente según las distintas áreas
geográficas, influida por factores sociales o culturales4.
Sabemos que cada niño necesita un tiempo determinado para comer porque los sólidos
requieren una correcta masticación previa a la deglución. Si el menor está en
condiciones de triturar todo tipo de
alimentos, podrá prescindir del biberón utilizado en etapas anteriores cuando era un lactante.
Lo que no es recomendable es la sustitución
de las comidas por los famosos “potitos”, yogures o biberones para los niños
que ya son capaces de masticar2.
BENEFICIOS
DE LA SUCCIÓN:
Al nacer, el niño está
dotado de la habilidad para succionar, espontáneamente o como respuesta a
estímulos sobre su boca, ya que ha ido preparando sus funciones en el útero
materno1.
La succión alcanza su
madurez entre la 30 a 34 semanas de gestación1 y está presente en el
neonato como una función
orofacial primaria y vital.
La succión es una necesidad en el bebé, que
se sacia a través de la alimentación materna o del biberón.
Es cierto que la succión, cuando se realiza
correctamente, estimula toda la musculatura facial y favorece el crecimiento
armónico de la cara2.
La succión es un
reflejo que se desarrolla desde la vida intrauterina y es primordial para el
bebé pues ayuda a satisfacer sus necesidades nutricionales y psicológicas4.
Son ampliamente conocidos los beneficios de
la lactancia materna y también de la alimentación artificial (biberón) en el proceso de estimulación y crecimiento en
armonía del sistema estomatognático.
Sin embargo, para que la
alimentación con biberón contribuya
al correcto desarrollo de la cavidad oral y los maxilares, deberá reunir ciertos requisitos: adecuar
la posición del bebé respecto al cuerpo materno, observar el tamaño de la tetina,
el material del biberón, etc.
La utilización del chupete también estimula la función suctoria, siempre y cuando sus
características anatómicas sean las adecuadas para el bebé, al igual que la frecuencia, intensidad y duración de uso.
La
succión correcta es aquella que ocurre dentro de la boca, a
través de un movimiento de la lengua de
adelante hacia atrás.
La succión correcta cansa la musculatura
orofacial. Por esto, los niños que succionan bien usan el chupete antes de
dormir, cansan la musculatura y después dejan de usarlo el resto de la noche2.
La necesidad de succión
alcanza su máxima intensidad aproximadamente hacia los 4 meses y comienza a
disminuir con las primeras vocalizaciones y con las actividades de morder y
asir objetos1.
PERJUICIOS
DE LA SUCCIÓN PROLONGADA:
La prolongación
del uso del chupete y biberón puede actuar como factor
etiológico o favorecedor de los trastornos en las funciones respiratoria, deglutoria, masticatoria y
fonoarticulatoria. Asimismo, las consecuencias del uso prolongado del chupete y
biberón se relacionan con las maloclusiones dentales.
Cuando el hábito persiste hasta alrededor
de los 3 años de edad presenta menos alteraciones esqueléticas y
malformaciones que en edades posteriores. En general, suele afectarse sólo la
zona anterior de la oclusión y, después de retirado el estímulo, la oclusión y
los maxilares siguen su crecimiento normal2.
Si la succión
del chupete persiste después de los 3
años puede generar deformaciones en la oclusión (mordida) y maxilares (superior e inferior) afectando su normal crecimiento.
El uso del chupete
como objeto reconfortante en la primera infancia constituye una práctica
ampliamente extendida. Sin embargo, el hábito prolongado del mismo puede tener
serios efectos nocivos en el desarrollo de las estructuras bucales en función
del tipo de hábito, su duración, intensidad y frecuencia, así como de las
características biotipológicas del paciente4.
El hábito prolongado de
succión del chupete/biberón más allá de la edad considerada evolutivamente normal, predispone la aparición de disfunciones
orofaciales y deformaciones óseas.
Estas alteraciones se manifiestan a través de los
siguientes signos clínicos: mordida abierta; mordida cruzada; incompetencia
labial; respiración oral; babeo diurno o nocturno; deglución atípica;
alteraciones de articulación, etc.
Recordemos que un objeto extraño en la boca modifica la postura de reposo lingual. La lengua se posiciona baja, adelantada o se
ubica entre los dientes, alejada del paladar donde debe estar.
También sabemos que una
función alterada (ej: la deglutoria) creará
una reacción en cadena que puede afectar el equilibrio del sistema
estomatognático.
En todos los casos el
factor tiempo marca la diferencia entre una alteración reversible (una
vez eliminado o retirado el estímulo) y otra que amerite tratamiento combinado
de Ortodoncia y Logopedia.
Por norma general, la
gravedad de cada diagnóstico es directamente proporcional a la tríada: frecuencia, intensidad y duración del hábito de succión (del
pulgar, chupete,…).
Se recomiendan los chupetes de tetina ortodóncica con aro
cóncavo que se adhieren a los labios del bebé, efectuando los cambios
oportunos de tamaños (chupetes y tetinas de los biberones).
Por todo lo que
se ha expuesto, son fundamentales la prevención, la detección y la
intervención temprana para evitar los perjuicios que ocasionan los hábitos orales más frecuentes en la
infancia: chupete, biberón y la succión
digital (en especial del pulgar) como lo explicaba en CASO CLÍNICO: SUCCIÓN DIGITAL. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO. PREVENCIÓN
TERAPIA MIOFUNCIONAL CON VISIÓN
INTERDISCIPLINARIA:
Aunque no en
todos los casos de hábitos suctorios nocivos queda explícita la etiología, es
indudable que antes de realizar un tratamiento de terapia miofuncional para
estimular las funciones orofaciales correctas, es necesario controlar y
suprimir cualquier hábito lesivo de succión1.
En general, cualquier
hábito de succión que se mantiene más allá de lo esperado (18 meses a 2 años y
medio) deberá ser controlado1.
Es bien sabido que restablecer lo fisiológico no es tarea
fácil y cuanto más tarde se inicie el proceso, peor será para el paciente.
Coincido con
Segovia (1988) que mediante la
terapia miofuncional se pueden obtener cambios espectaculares de la oclusión
dentaria.
Cuando nos
disponemos a reeducar disfunciones musculares del Sistema Estomatognático, partimos
de un diagnóstico, arriesgamos un pronóstico y aplicamos una terapéutica1.
En terapia
miofuncional orofacial el trabajo en
equipo es imprescindible porque la comunicación, el intercambio de
conocimientos, criterios,… entre sus integrantes, beneficia al paciente que es atendido bajo el principio de interdisciplinariedad.
En esta línea de actuación, el
logopeda planifica un tratamiento etiológico según cada paciente
y en coordinación con el resto de los profesionales (ortodoncista,
cirujano maxilofacial, odontólogo,…).
La actuación del logopeda en las diferentes áreas antes
mencionadas, será la corrección de
los desequilibrios musculares del sistema estomatognático y la
rehabilitación de las funciones alteradas con una visión multidisciplinaria.
Su misión es garantizar un adecuado proceso de
rehabilitación personalizado y encaminado al logro de la armonía
morfofuncional (forma y función), con beneficios directos en la estética facial, la
salud oral y global del paciente.
PREVENCIÓN
- DETECCIÓN TEMPRANA:
Es necesario detectar a tiempo los signos de alerta para acudir al
profesional pertinente (Logopedia, Neuropediatría, Otorrinolaringología, Odontopediatría,
Ortodoncia,…).
La
detección precoz de los signos de alerta es esencial para iniciar
un trabajo de estimulación o
intervención de las funciones orofaciales alteradas.
Tomando
como referencia la Tabla de detección de signos de alerta en el desarrollo
comunicativo5 del niño sano entre la etapa del nacimiento y los
6 años de edad:
El niño sano entre los 18 y 24 meses:
Utiliza la palabra frase para comunicar lo
que quiere.
Acepta bien la dieta sólida y mastica.
El niño sano entre los 24 y 30 meses:
Construye frases de dos palabras.
Mastica
sin dificultad.
Respira bien por la nariz y no tiene mocos
frecuentemente.
El niño sano entre los 30 meses y 3 años:
Estructura bien frases de 3 ó más
elementos. Utiliza verbos.
Ha
dejado de utilizar chupetes y biberones.
Controla el babeo y tiene buena oclusión
dental.
El niño sano entre los 3 y 4 años:
Utiliza oraciones complejas.
Pronuncia bien la mayoría de sonidos.
El niño sano entre los 4 y 5 años:
Pronuncia correctamente todos los sonidos
de forma aislada.
Deglución
madura
(traga sin enseñar la lengua).
Respira
por la nariz con la boca cerrada.
Normalmente presenta una
voz sin alteraciones (disfonías, afonías, ronquera.).
El niño sano entre los 5 y 6 años:
Pronuncia bien todos los sonidos al hablar
y se explica correctamente.
Ha iniciado una adquisición correcta de la
lectoescritura.
STOP AL INTRUSISMO EN
LOGOPEDIA |
El logopeda es el profesional idóneo para actuar en los casos de hábitos orales lesivos: succión digital, succión del chupete y del biberón, succión lingual y labial, onicofagia, etc.
La/el logopeda está cualificado para evaluar, diagnosticar y tratar con terapia
miofuncional las alteraciones a nivel orofacial secundarias a los malos
hábitos orales con criterio multidisciplinar.
Con información
adecuada entre todos/as podemos poner freno al intrusismo en Logopedia,
porque con la Salud NO se juega!
Exija siempre ser atendido por un/una logopeda titulada y colegiada ya que es garantía de
profesionalidad.
Usted como paciente o usuario rechace y denuncie el
intrusismo profesional y todo ejercicio irregular de la Logopedia en el Colegio de Logopedas más cercano o en el Consejo General de Colegios de Logopedas.
GLOSARIO DE TÉRMINOS:
SISTEMA O
APARATO ESTOMATOGNÁTICO6:
Las funciones
neurovegetativas de respiración, succión, deglución y masticación, y la función
por excelencia utilizada para la comunicación humana, el habla, son funciones
posibles gracias a las estructuras que conforman el denominado Sistema
Estomatognático (S.E.).
La salud biológica del S.E.
depende en alto grado de la perfecta armonía entre la forma y la función. Tanto
los órganos como los tejidos del S.E. deben trabajar correctamente con un
máximo de eficiencia y con un mínimo gasto de energía. Cuando por diversas
causas ello no se cumple, el desequilibrio muscular se instala provocando
disfunción o disfunciones, según el grado de alteración existente.
Las disfunciones
orofaciales son por lo tanto un desequilibrio de las funciones del S.E. y su
manifestación y persistencia puede contribuir a provocar, agravar y recidivar
maloclusiones dentales.
HÁBITOS
ANÓMALOS-LESIVOS6:
En ortodoncia, actitudes
que modifican las posiciones de los dientes bien por presión muscular sobre los
mismos (ej. succión del pulgar), por ausencia o interacción con una función
estimuladora del desarrollo orofacial (ej. respiración oral).
MORDIDA
ABIERTA6:
Relación vertical anormal
de los dientes, existiendo un espacio entre los superiores e inferiores, sin
producirse contacto. Puede ser anterior, lateral, antero-lateral o completa. En
inglés: open bite.
MORDIDA
CRUZADA6:
Relación transversal
anormal de uno o más dientes, en la que las cúspides vestibulares de los
dientes inferiores (mandibulares) son externas a aquellas de los dientes
superiores (maxilares). En inglés: cross bite.
Artículo publicado el 15 de
mayo de 2013, revisado y actualizado por la autora en octubre
de 2024.
BIBLIOGRAFÍA:
- Grandi D, Donato G. Terapia Miofuncional. Diagnóstico y Tratamiento. Ed. Lebón. Barcelona, España. 2006.
- Zambrana Toledo González N, Dalva Lopes L. Logopedia y ortopedia maxilar en la rehabilitación orofacial. Tratamiento precoz y preventivo. Terapia miofuncional. Ed. Masson. Barcelona, España. 1ª ed. 1998.
- Segovia ML. Interrelaciones entre la Odontoestomatología y la Fonoaudiología. La Deglución Atípica. Ed. Médica Panamericana. Buenos Aires, Argentina. 1988.
- Franco
Varas V, Gorritxo Gil B. Hábito de succión del
chupete y alteraciones dentarias asociadas. Importancia del diagnóstico precoz. An Pediatr (Barc).
2012;77:374-80. Disponible en: https://www.analesdepediatria.org/es-habito-succion-del-chupete-alteraciones-articulo-S1695403312001518
- Colegio de Logopedas de Cataluña (CLC). Tabla de detección de signos de alerta en el desarrollo comunicativo. Accesible en: https://www.clc.cat/es/publicacions/documents
- Carasusán Barcelona L, Donato GS, Ventosa Carbonero Y. Herramientas para la evaluación de las Disfunciones Orofaciales. Colegio de Logopedas de Cataluña. 2014. Disponible en: https://www.clc.cat/pdf/publicacions/eines-d-avaluacio/es/Herramientas-disfunciones-orofaciales.pdf
He puesto un comentario antes y no lo veo publicado, no sé si es que hay filtro de revisión... es así? Si no,lo vuelvo a escribir!
ResponderEliminarVale, veo que no hay filtro, porque este se ha publicado en seguida. así que lo vuelvo a escribir.
ResponderEliminarEn mi comentario anterior decía que muchas madres me vienen al colegio con niños de 3 y 4 años que todavía usan chupete o el dedo pulgar. Algunos incluso en 5 años se siguen chupando el dedo y beben leche con biberón.
Siempre les digo (para posibles hermanos pequeños), que el chupete debe empezar a abandonarse de forma progresiva a partir de los 18-20 meses. De manera que, llegados los 2 años ya se haya abandonado ese hábito, coincidiendo con elcontrol de esfínteres y proceso de quitar el pañal.
Sé que hay médicos que dicen que hasta los 3 años se puede llevar, pero sinceramente no lo comparto, porque a los 2 años un niño normal ya habla, ya come, ya es capaz de beber en vaso o en pajita...Y si tiene la necesidad del chupete o el dedo pulgar es más por situación de necesidad psicológica que fisiológica.
La pregunta es: hago bien en hacer esa recomendación? O los 18-20 meses para empezar a quitar ese hábito de forma progresiva es demasiado pronto?
Gracias!
Estimada Sole:
EliminarAgradezco tu comentario el que demuestra claramente la actualidad de este tema entre los niños escolarizados, una realidad que los lectores deben conocer especialmente los padres.
Respondiendo a tu pregunta, debo decirte que cada caso en único y por tanto amerita un abordaje particular, no obstante, los 18 meses aproximadamente es una edad conveniente para “iniciar el proceso de controlar y suprimir hábitos de succión”.
Recuerda que los hábitos orales suelen estar vinculados a factores emocionales o placenteros, por ende, en este “proceso” será necesario recurrir al diálogo con el niño y demostrarle que puede controlar o eliminar dichos hábitos nocivos, es decir, que está preparado para el cambio, recomendación que hago extensible a los padres.
Asimismo, se deberán evitar situaciones que generen mayor apego al hábito, como lo es programar la época en que abandonará el chupete y/o el biberón o dejará de chuparse el dedo: la navidad, el día de su cumpleaños, el primer día de clases, etc.
Estos cambios requieren paciencia y sobre todo, motivación y colaboración del niño para resolver satisfactoriamente el abandono de los hábitos suctorios nocivos, sin que surjan recidivas en un futuro cercano.
Continúa con tu labor educativa, ya que “una familia bien informada colabora con el tratamiento y trabaja mejor con sus hijos”. Gracias por consultarme tus dudas y recuerda que por ser “miembro del blog”, tus comentarios se publican automáticamente.
Un saludo cordial
Lic. Ayarza Marcela. Fonoaudióloga