INTRODUCCIÓN:
Los nódulos vocales son la
más frecuente lesión adquirida de las cuerdas vocales en los niños de edad
escolar. Se atribuye el desarrollo de estas lesiones nodulares a actividades
relacionadas con abuso vocal1.
La disfonía infantil una
vez instalada, obliga a realizar ciertas
modificaciones de los hábitos vocales a nivel individual (paciente) y
también a nivel familiar.
Los nódulos son lesiones
inflamatorias benignas generalmente localizadas en la unión del tercio anterior
con los dos tercios posteriores de las cuerdas vocales, donde se localiza la
máxima amplitud de vibración de las cuerdas1.
Es imprescindible realizar
una tarea eficaz de prevención
encaminada a evitar la manifestación de la disfonía en la infancia. En este
sentido, se impone la necesidad de ofrecer a las familias la información y los recursos necesarios para que puedan actuar
antes que se origine el trastorno vocal en sus hijos.
Una vez formado el nódulo,
la disfonía resultante confiere a la voz una calidad aérea, ronca y opaca, con
una tendencia a los tonos bajos que está relacionada con la carga de masa que
los nódulos ejercen sobre la cuerda vocal1.
En
todo el proceso de prevención hay que destacar la importante labor que realizan
el pediatra, el otorrinolaringólogo (ORL) y el logopeda.
Estos profesionales
sanitarios suelen ser los primeros en
detectar el problema vocal iniciando una valoración y/o un tratamiento reeducativo de la voz,
según cada caso.
Los niños con un trastorno
vocal no deben ser remitidos para tratamiento de reeducación vocal sin una
exploración endoscópica cuidadosa de la laringe1.
Recordemos que el hallazgo
laringológico más frecuente son nódulos cordales. La etiología más frecuente es
el abuso vocal y el tratamiento de elección es la reeducación vocal2.
La/el
logopeda es el profesional sanitario habilitado para valorar e intervenir los
problemas de la voz en todas las etapas de la vida, desde el
nacimiento hasta la tercera edad.
La
reeducación de la voz será la única opción terapéutica cuando la disfonía
esté instalada (tratamiento conservador).
Para indicar una
fonomicrocirugía en la infancia, se considera que la edad óptima para la
intervención es entre los 9 y los 11 años1.
LA DISFONÍA INFANTIL:
La disfonía en la población
infantil es un diagnóstico habitual en
la consulta de Logopedia, relacionado principalmente con el mal uso o el abuso de la voz.
Los trastornos vocales en
la población pediátrica siempre sugieren la existencia de anomalías en la
estructura, la función o el desarrollo. Aunque las causas de los problemas de
la voz existen en un continuo, con las orgánicas en un extremo y las
funcionales en el otro, pueden observarse cambios patológicos como consecuencia
de un uso inapropiado del mecanismo vocal1.
Suele aparecer con ocasión
de una alteración transitoria de la laringe (laringitis viral) durante la cual
el niño no ha respetado la moderación vocal pertinente, otras veces tras una
amigdalectomía, el niño puede verse obligado a un comportamiento de
sobreesfuerzo vocal, etc3.
La disfonía en la infancia
se puede presentar aislada o asociada a otros problemas de comunicación, como
retrasos en el desarrollo del lenguaje, problemas de aprendizaje, trastornos de
la audición y de la articulación1.
Es importante considerar la
disfonía como una problemática multicausal en la cual intervienen factores
relacionados con el entorno socio-comunicativo del niño, su personalidad, la
presencia de factores predisponentes, y posibles circunstancias desencadenantes3.
Recordemos que la voz es un
índice del bienestar físico y emocional. Una disfonía en un niño constituye un
síntoma en la mayoría de los casos2.
La voz para el niño es una
forma de expresión emocional. Su mundo está lleno de gritos y chillidos, que
suelen superar en extensión e intensidad a la voz habitual3.
La cronicidad de la
disfonía infantil también afecta negativamente a la calidad de vida, con
sentimientos de enfado, vergüenza, tristeza e incluso aislamiento social1.
Las
características generales de los niños con nódulos vocales son las siguientes:
Son niños extrovertidos,
muy conversadores, realizan juegos vocales abusivos, hablan por encima del
sonido ambiental, gritan mucho y de forma habitual, necesitan con frecuencia
llamar la atención, son impulsivos, ansiosos, etc.
La característica más
notable de la voz infantil es el cambio del tono, que va disminuyendo
progresivamente durante la infancia y la adolescencia tanto en los niños como
en las niñas1.
En
el hogar se deberá prestar atención a los síntomas y signos de alarma que los
menores puedan manifestar como por ejemplo: carraspeo,
esfuerzo vocal, pérdida de voz, etc., como lo explicaba en el artículo: LAS DISFONÍAS INFANTILES: ETIOLOGÍA. SINTOMATOLOGÍA. TRATAMIENTO
¿CÓMO PREVENIR LA DISFONÍA INFANTIL?
Para
prevenir la disfonía infantil es preciso identificar y luego eliminar los
hábitos vocales inapropiados: gritar,
vociferar, dar alaridos, carraspear, toser, hablar rápido o no articular,
utilizar un tono inadecuado, etc.
Las
características vocales y conductas inadecuadas de fácil observación son:
La
degradación progresiva de la voz, ronquera, proyección vocal forzada, molestias
y dolor al hablar, cansancio vocal, carraspera crónica, empeoramiento después
de la actividad física, afonía (ausencia de voz) etc.
En ocasiones la
participación en coros infantiles,
comedias musicales, teatro, doblajes, etc., obliga al uso profesional de la voz sin estar preparados para dichas actividades.
En estos casos, se aconseja consultar al ORL para comprobar que gozan de buena salud vocal.
En general, la prevención e
higiene vocal en los niños tiende a conseguir una correcta emisión vocal y
potenciar al máximo las cualidades de cada niño/a en este ámbito. Los malos
hábitos fonatorios son los que “instauran la disfonía lentamente”. Es muy
importante una tarea eficaz de prevención3.
Es bien sabido que los niños disfónicos son grandes imitadores
de los comportamientos de sus padres. Esta información se recoge durante la
anamnesis al preguntar a la familia qué hábitos
de higiene vocal tienen en el hogar, ya que es fundamental conocer las causas que originaron la
disfonía.
Por tanto, determinar los factores causales del origen y
mantenimiento del trastorno vocal será una prioridad para el logopeda a la hora de abordar la
problemática vocal de forma integral.
Cuando un niño tiene una
disfonía la primera forma de actuar es eliminando los factores de riesgo que
han producido un mantenimiento de la disfonía. Los más importantes son3:
- El control de los chillidos, enseñar a observar cuanto y cuando chilla. El objetivo final no será que no chille, sino disminuir la cantidad de chillidos y enseñar a chillar.
- La lubrificación, mediante maniobras de hidratación local y general.
- El control de sus conflictos emocionales: moderación en las respuestas coléricas, enseñar a autocontrolarse.
La
educación familiar en relación a las medidas preventivas y de higiene de la voz,
es la clave para evitar la disfonía en los niños de edad escolar.
Los padres y aquellos
profesionales que trabajan con menores deberán estar atentos a la sintomatología presente para poder sugerir una
valoración con el ORL o la logopeda. El objetivo será recibir información y
un diagnóstico laríngeo que oriente acerca de los pasos a seguir.
Por norma general la secuencia es la que sigue: detección temprana, diagnóstico ORL y
tratamiento en el campo vocal con logopeda/fonoaudióloga si existe una
disfonía.
La
detección temprana de los trastornos de la voz y la actuación preventiva es de
gran valor, porque cuanto más temprano se eduque la conducta vocal de un niño, menos probabilidad tendrá de contraer
lesiones laríngeas.
Por todos estos motivos, es
fundamental dar a conocer cuáles son los
cuidados de la voz para que ya desde pequeños sepan cómo proteger sus cuerdas vocales.
CONSEJOS
PARA CUIDAR LA VOZ EN EL HOGAR:
Procurar una hidratación adecuada: beber agua en abundancia, evitar las bebidas con hielo y los refrescos con cafeína. Si comen helado que lo deshagan en la boca antes de ser tragado.
Incrementar
la humedad en el entorno familiar para evitar los medios secos y caldeados originados en
invierno por la calefacción y en verano por el aire acondicionado. Impedir los
cambios bruscos de temperatura3.
Modificar
hábitos: hablar por encima del sonido ambiente (TV, electrodoméstico en
funcionamiento) o en sitios muy ruidosos porque obliga a forzar y elevar la voz
para ser escuchado.
Supervisar
la higiene bucodental visitando con regularidad al dentista, habituar al
niño a cepillarse los dientes después de las comidas con pasta dentífrica
fluorada y controlar el consumo de azúcar dentro de los márgenes de una
alimentación equilibrada3.
Instaurar
el hábito de la respiración nasal: mantener la nariz limpia y
permeable para favorecer la respiración nasal diurna y nocturna.
Proporcionar
al niño un sueño regular y estable. El niño necesita dormir un
mínimo de 10-12 horas diarias para mantener su equilibrio físico y psíquico3.
Evitar
la imitación de voces y juegos: no es conveniente imitar sonidos guturales
ni roncos, juegos de asustar gritando, reír con intensidad, etc.
No
hablar de forma acalorada ni precipitada delante del niño. Ese es un
modelo inadecuado y perjudicial para su voz3.
Respirar
antes de hablar: aprender a coordinar la respiración y la fonación
evitando agotar todo el aire al hablar hasta el punto que se noten las venas
del cuello.
Prescindir
de las moquetas (sean sintéticas o no) en las habitaciones; éstas
retienen un gran número de alérgenos3.
Escuchar
al niño cuando habla para que no tenga que gritar para llamar la atención del
adulto. Respetar los turnos de palabra y ofrecer el tiempo necesario para que
se pueda expresar a su propio ritmo.
CONCLUSIONES:
La disfonía infantil
relacionada con el abuso vocal no es una enfermedad vital, por lo que su
derivación para recibir tratamiento se basa en cómo afecta el trastorno a los
ámbitos sociales y psicológicos, y al desarrollo global del niño1.
Dependiendo de sus
características y tiempo de evolución, la
disfonía puede interferir de manera negativa en la calidad de vida del menor y
en sus relaciones sociales.
En este sentido, conocer las medidas de prevención de la
disfonía infantil es un tema de interés para madres y padres, para que sean
capaces de actuar antes que se produzca el
trastorno de la voz.
El diagnóstico laríngeo más
habitual son los nódulos vocales relacionado
con actividades donde predomina el abuso
vocal.
Por ello, para prevenir la
disfonía infantil es indispensable evitar
los hábitos de mal uso y abuso vocal que son el origen de la disfonía en la mayoría
de los casos.
Como se ha comentado a lo
largo de este artículo, los primeros síntomas de alteración vocal o una
disfonía ya instalada, deben orientar a
la familia para comenzar a eliminar aquellos factores de riesgo para la voz.
Solicitar
información y asesoramiento profesional al logopeda siempre es
tranquilizador para toda la familia y ayuda a resolver dudas acerca de la
intervención.
La
terapia de voz realizada por el logopeda estará encaminada a restablecer la
salud de la voz y evitar la reaparición de la disfonía.
Recordemos que el logopeda
es un profesional sanitario y la persona
idónea para reeducar o rehabilitar los trastornos de la voz en la población
infantil.
BIBLIOGRAFÍA:
- Núñez F., Morato M. Capítulo 16: Disfonía infantil. En: Cobeta I, Núñez F, Fernández S, editores. PATOLOGÍA DE LA VOZ. Ponencia Oficial de la SEORL-PCF. 1ª ed. Marge Médica Books; 2013. p. 295-304. Disponible en: https://seorl.net/PDF/ponencias%20oficiales/2013%20Patolog%C3%ADa%20de%20la%20voz.pdf
- Farías, P. Ejercicios que restauran la función vocal. Editorial Akadia. Buenos Aires, Argentina. 1ª ed. 2007.
- Molina Hurtado MT, Fernández González S, Vázquez de la Iglesia F, Urra Barandiarán A. Voz del niño. REV MED UNIV NAVARRA/VOL 50, Nº 3, 2006, p. 31-43. Disponible en: https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/35894/1/pdf.pdf
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